¿Por qué Chile necesita una Agencia Espacial?
Eduardo Bendek
Ph.D en Ciencias Óptica
NASA Jet Propulsion Laboratory
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El espacio siempre ha sido un horizonte inalcanzable que ha guiado a exploradores y
navegantes por siglos. Fue el 12 de abril de 1962 cuando el primer ser humano, Yuri Gagarin, llegó al espacio y completó una órbita a la tierra consolidando esta “primera” carrera espacial. Sus únicos jugadores fueron la Unión Soviética y Estados Unidos, y los intereses solamente enfocados en la geopolítica de la guerra fría. Cuando el hombre llegó a la Luna -el 20 de julio de 1969- se había desarrollado con éxito el sistema de propulsión nuclear NERVA que nos llevaría a Marte. Sin embargo, el programa Apolo y los planes de ir al planeta rojo se cancelaron en 1972 dando paso a la exploración robótica del sistema solar, incluyendo los legendarios Voyager 1 y 2. La actividad espacial se mantuvo limitada a las grandes potencias y a algunas empresas grandes que tenían la capacidad de participar en este mercado.
En los últimos diez años, hemos experimentado un renacimiento acelerado de la actividad espacial, aunque esta vez para permitir la expansión de la civilización humana en el sistema solar. La diversidad de actividades en el espacio es innumerable y variada. Esta segunda carrera es más compleja que la anterior debido a la cantidad de jugadores, tanto gubernamentales como privados, y a la diversidad de motivaciones para salir de la Tierra. El mercado asociado al ecosistema espacial es enorme y hará inevitable la expansión de las naciones al espacio, tal como fue la de los países Europeos a las colonias en América, Asia y África.
Chile está en un punto de inflexión en el tema espacial. La inversión del Sistema Satelital
Nacional comienza a generar masa crítica en el país creando conocimiento y capacidades. Las regiones están planificando invertir en el área espacial, mientras comienzan a aparecer -a nivel nacional- las primeras empresas dedicadas a este rubro.
Este es un momento único. Chile necesita una Agencia Espacial que permita
tener visión, objetivos y un horizonte claro para definir aquellas actividades espaciales que otorgarán mayor beneficio a nuestro país. No somos los primeros en enfrentarnos a este dilema, podemos mirar el modelo de NASA. En este caso hay comités de las academias nacionales de ciencia que definen las prioridades para cada década. NASA es la encargada de buscar la manera de llevarlas a cabo con una combinación de llamados a concurso para proyectos pequeños y medianos que serán ejecutados por universidades. Adicionalmente, NASA realiza misiones grandes o “flagship” que son realizadas por la agencia directamente, como por ejemplo, el telescopio James Webb o la Estación Espacial Internacional. Para lograr esto, NASA solicita un presupuesto anual que el Presidente de la nación y el Congreso tienen que aprobar.
Chile necesita un mecanismo similar al que se realiza en NASA, además de contar con una Agencia Espacial que permita, como país, alcanzar las estrellas.