A todos nos fascina el misterio de la metamorfosis, de la oruga que se transforma en mariposa. Sus cuerpos no tienen casi nada en común. No comparten el mismo mundo: uno se arrastra por el suelo y el otro agita sus alas en el aire. Y, sin embargo, son una y la misma vida. Emanuele Coccia argumenta que la metamorfosis, el fenómeno que permite que la misma vida subsista en cuerpos dispares, es la relación que une a todas las especies y une lo vivo con lo no vivo. Bacterias, virus, hongos, plantas, animales: todos son una misma vida. Cada especie, incluida la humana, es la metamorfosis de todas las que la precedieron: la misma vida, improvisando un nuevo cuerpo y una nueva forma para existir de otra manera. Y no hay oposición entre lo vivo y lo no vivo: la vida es siempre la reencarnación de lo no vivo, un carnaval de la sustancia telúrica de un planeta –la Tierra– que dibuja continuamente nuevos rostros y nuevas formas de ser fuera de ella. incluso la partícula más pequeña de su cuerpo dispar. Al resaltar lo que une a los humanos con otras formas de vida, la brillante reflexión de Coccia sobre la metamorfosis nos anima a abandonar nuestra visión de la especie humana como estática e independiente y a reconocer, en cambio, que somos parte de una forma de vida mucho más grande e interconectada.

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CF2023 | Emanuele Coccia | «Interconexiones de la vida»

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