“Uno de los rasgos fundamentales de la especie humana es su capacidad de diseñar, de intervenir el placer, el gusto. Muchos de esos placeres están amenazados por la trayectoria del cambio climático (…) Uno de esos placeres es chocolate. La persistencia, la posibilidad de que exista cacao mundial para nuestros postres, nuestra gastronomía en el año 2050 es baja”.