Red G9 / Laboratorio de Calidad de Agua destaca entre aportes para la comunidad del Instituto Interdisciplinario del Agua Rukako
La inversión realizada desde el proyecto superó los 110 millones de pesos, los cuales fueron principalmente orientados a la adquisición de equipamiento científico de alto estándar.
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Fuente: Red G9
La Universidad Católica de Temuco cuenta ahora con un moderno laboratorio de calidad de agua, que se ha destacado como un valioso legado del proyecto de fortalecimiento institucional “Instituto Interdisciplinario del Agua – RUKAKO”, iniciativa del Ministerio de Educación liderada por la Vicerrectoría de Investigación y Posgrado (UCT21102). En la implementación del Laboratorio se trabajó de manera conjunta con el Departamento de Ciencias Ambientales de la Facultad de Recursos Naturales.
Esta iniciativa, desarrollada por profesionales de la UCT, es un gran aporte para la comunidad universitaria y regional, dotándola de una herramienta fundamental para el monitoreo y protección de sus recursos hídricos.
El nuevo laboratorio, que cuenta con equipamiento de última generación, permitirá realizar análisis exhaustivos de la calidad del agua en diferentes puntos de la región. Gracias a esta infraestructura, se podrán identificar posibles contaminantes, evaluar el estado de los cuerpos de agua y diseñar estrategias para su conservación.
El director del Proyecto, Dr. Freddy Valdés Garcés, señaló los beneficios que esta obra tiene para la comunidad “el laboratorio permitirá realizar un seguimiento continuo de la calidad del agua, detectando a tiempo cualquier alteración que pueda afectar la salud de las personas y los ecosistemas. Además los datos obtenidos servirán de base para la toma de decisiones en materia de gestión del agua, permitiendo implementar medidas de protección y restauración ambiental más efectivas”.
El Dr. Valdés agregó que “el laboratorio puede convertirse en un centro de investigación y capacitación, generando oportunidades de desarrollo para la comunidad y fortaleciendo el tejido productivo local; contribuirá a sensibilizar a la población sobre la importancia del cuidado del agua y la necesidad de adoptar prácticas sostenibles y el equipamiento adquirido permitirá desarrollar investigación de alto nivel, además de servir de espacio para el desarrollo de tesis”.
La Universidad Católica de Temuco demuestra con este proyecto su compromiso con la comunidad y con la búsqueda de soluciones a los desafíos ambientales. El Laboratorio de Calidad del Agua es un claro ejemplo de cómo la vinculación universidad-sociedad puede generar un impacto positivo y duradero en el territorio.
La inversión realizada desde el proyecto superó los 110 millones de pesos, los cuales fueron principalmente orientados a la adquisición de equipamiento científico de alto estándar como un cromatógrafo iónico, un espectrofotómetro visible y UV, equipos para gravimetría (balanza analítica, estufa de secado, mufla, etc.), además de distintos electrodos y equipos de mesón (conductímetro, medidor de potencial de óxido-reducción, pH, turbiedad, sólidos disueltos, entre otros), sumado a un vehículo todo terreno para apoyar el trabajo de campo.
Un actor central en la implementación de esta iniciativa fue el Departamento de Ciencias Ambientales de la Facultad de Recursos Naturales, esta unidad académica apostó decididamente por esta iniciativa, proveyendo el espacio para su instalación, además de mobiliario y la contratación de una analista.
Un gestor importante en este sentido fue el Dr. Francisco Encina Montoya, quien señala que “la principal motivación para sumarse a este esfuerzo fue la de dotar a las y los estudiantes y académicos de la Facultad de un espacio idóneo para el desarrollo tanto de la docencia como de la investigación”.
Entre los desafíos que deben superar para lograr un impacto en la comunidad y también para garantizar la sostenibilidad del laboratorio, menciona el Dr. Valdés, es continuar y profundizar el vínculo de la Universidad con el territorio y, además, atraer inversiones que requieran de capacidades analíticas.
Ejemplo de lo anterior, es el trabajo realizado en la localidad de Icalma donde se ha colaborado en la medición de la calidad del agua del Lago Icalma, y más recientemente la adjudicación del proyecto de monitoreo de la calidad del agua del Río Bueno, mediciones que servirán como insumo para establecer una norma secundaria de calidad para ese Río, proyecto financiado por la Seremi de Medio Ambiente de la Región de Los Ríos.
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