Red G9 / Estudio revela alta concentración de cinco metales pesados en suelos de Coronel
La investigación evidencia la influencia de termoeléctricas en el aumento de plomo, cobre y níquel en suelos de Coronel, superando niveles seguros y generando riesgos para la salud humana y para el medioambiente.
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Fuente: Red G9
La historia de la población La Colonia de Coronel, en la Región del Biobío, Chile, está marcada por la presencia de las centrales termoeléctricas Bocamina I y II. Estas instalaciones industriales, que forman parte de la matriz energética del país, se han situado en una zona que históricamente fue un espacio natural y recreativo para la comunidad local.
La instalación de las termoeléctricas a tan corta distancia de las viviendas implicó una serie de impactos negativos para los habitantes. Así lo evidenció la investigación titulada “Evaluación del efecto de las plantas termoeléctricas en la concentración de arsénico (As), cobre (Cu), níquel (Ni), plomo (Pb) y vanadio (V) en suelos del Puerto de Coronel, Chile” (doi.org/10.37572/EdArt_281024307), liderada por la Dra. Elizabeth González, académica de la Facultad de Ciencias UCSC.
ANÁLISIS
El objetivo de la investigación fue analizar el efecto de las termoeléctricas respecto al contenido de metales pesados en el suelo. En concreto, se realizó un muestreo de suelos superficiales que abarca de 0 a 10 cm y subsuperficial, que corresponde desde los 20 a los 30 cm de profundidad.
Para el estudio se consideraron cinco estaciones cercanas geográficamente en mayor y menor medida a las termoeléctricas locales. Se examinó la influencia variabilidad de los metales pesados, ya que la quema de combustibles fósiles en estas instalaciones puede dar lugar a la emisión atmosférica de metales que luego se depositan en el suelo, a través de diferentes mecanismos como partículas en suspensión, lluvia, niebla o viento.
Las muestras de suelo fueron analizadas en los laboratorios de la Facultad de Ciencias UCSC, las que tomaron un tiempo de tres meses, sin considerar el muestreo. “Primero secamos las muestras, con un liofilizador a presión. Luego, se sometieron a una digestión con una mezcla de ácidos (agua regia). El siguiente paso fue analizar en el equipo Espectrofotómetro de Absorción Atómica, que permite cuantificar la concentración de los metales pesados en las muestras analizadas”, explicó la académica.
RESULTADOS
Los metales pesados son peligrosos debido a su uso extensivo, alta toxicidad y amplia capacidad de dispersión. Adicionalmente, son capaces de trasladarse de matriz, siendo depositados tanto en sedimentos como en suelos.
Los valores base para los metales más comunes suelen encontrarse en estudios regionales de calidad ambiental, y pueden variar dependiendo de la zona geográfica, el tipo de suelo o las características de la atmósfera.
Las concentraciones de plomo, cobre y níquel en Coronel, son más altas de lo valores bases, siendo las dos primeras estaciones quienes lideran los porcentajes de concentraciones mayores. “Esos tres metales están en niveles más altos del nivel background de la zona. Esto significa que existe una entrada adicional, que es por efecto antropogénico, principalmente por las termoeléctricas locales”, comentó la investigadora González.
Esta presencia de metales pesados es peligrosa para la salud humana. Cuando se supera una máxima permisible, tienen diversos efectos, siendo perjudicial para los riñones, hígado, la salud visual e incluso hasta ocasionan cáncer y problemas en el sistema nervioso.
Sobre la importancia de la temática, resulta relevante debido a que por ser muy nocivos para la salud es importante conocer si un lugar está contaminado o no. “Hay que identificar el valor de estos en las muestras en diferentes matrices ambientales (sistemas tanto acuáticos y suelo). Esta es la primera etapa, saber la concentración, determinar si existe un riesgo ambiental y luego, el siguiente paso es enfocar estudios para remediarlo”, señaló la experta.
MEDIDA DE MITIGACIÓN
Respecto a las medidas de mitigación, los impactos de los metales pesados en la salud humana son bien conocidos, especialmente cuando se encuentran en altas concentraciones. Estos contaminantes pueden afectar gravemente el sistema nervioso, los riñones y el sistema respiratorio.
Una forma de reducir estos efectos es fomentar el reciclaje y la correcta gestión de residuos. Las pilas, por ejemplo, contienen metales peligrosos como el mercurio y el cadmio, que al ser desechados de forma inapropiada, pueden contaminar el suelo y el agua. Por ello, se recomienda reciclar las pilas utilizando los contenedores específicos, evitando que terminen en vertederos.
“Concientizar a la comunidad sobre la importancia del reciclaje y la disposición adecuada de estos residuos es fundamental para reducir la contaminación y proteger la salud pública”, concluyó el experto.
PUBLICACIÓN
El estudio cuenta con la colaboración de los investigadores Pedro Tume, Felipe Neira y José Neira, que posteriormente fue publicado en el capítulo 2 del libro “Ciencias del Mar: Estudios sobre el Ambiente Marino y Costero”, perteneciente a la Editorial Artemis.
Esta publicación surge a partir de la participación de la académica en el XVIII Congreso Latinoamericano de Ciencias del Mar (Colacmar), realizado en Mar del Plata en 2019. Posteriormente, se presentó la oportunidad de difundir esta investigación en el libro correspondiente.
«La editorial es de ciencia abierta, lo que permite difundir la información de manera accesible a toda la sociedad. Es fundamental que el conocimiento esté disponible de forma libre, lo cual tiene un gran valor», cerró la académica.
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